26 de junio: San Josemaría Escrivá de Balaguer.

San Josemaría Escrivá de Balaguer,
Sacerdote.

¿Verdad que has oído hablar del «Opus Dei«? Son dos palabras latinas que significan «Obra de Dios«. Y lo fundó un sacerdote español, llamado Josemaría Escrivá de Balaguer. El Papa Juan Pablo II lo declaró Beato en 1992, y en el año 2003 lo canonizó: desde entonces se le llama San Josemaría. Como tiene tantos discípulos en todo el mundo, a las dos celebraciones acudió tanta gente que no cabía en la Plaza de San Pedro: más de 300,000 personas cada vez.

No es un santo de la antigüedad, de siglos muy lejanos, no. Cuando murió, nuestros padres ya estaban en este mundo, porque el Padre Josemaría murió en Roma tal día como hoy, 26 de junio, del año 1975. Y tenía setenta y tres años, porque había nacido en el año 1902, el 2 de enero, en Barbastro, provincia de Huesca, España.

Cerca de Barbastro hay un gran santuario, al que acude mucha gente para venerar a la Virgen de Torreciudad. Cuando Josemaría sólo tenía dos años, estuvo muy enfermo, y sus papás, que eran muy cristianos, lo llevaron a la Virgen de Torreciudad para pedirle que curara a su hijo, y la Virgen consiguió de Jesús que el niño se curara. Nunca olvidó Josemaría este milagro de la Virgen, a la que le tenía mucha devoción. Se preparó muy bien para la primera confesión y la Primera comunión, en el colegio de los escolapios.

En su familia se hablaba mucho de Dios y se rezaba el rosario cada día. Por eso, Josemaría sintió desde muy pequeño la vocación sacerdotal y cuando era jovencito se fue al seminario de Logroño y después al de Zaragoza, y llegó a ser sacerdote. Cantó la primera misa en 1925, en la Santa Capilla de la Virgen del Pilar de Zaragoza.

Primero fue cura de pueblo, luego de ciudad, y en 1927 se fue a Madrid, donde se dedicó a dar catequesis a niños, visitar y atender a los enfermos y a los necesitados de los barrios pobres, a la vez que estudiaba la carrera de Derecho.

El 2 de octubre de 1928 fundó el Opus Dei, con un grupo de jóvenes conocidos, y desde 1930, también con chicas y mujeres: todos pueden ser santos en medio del mundo, ejerciendo como cristianos responsables el trabajo ordinario de cada día. Los Papas Pio XII, Juan XXIII y Pablo VI aprobaron la idea del Padre Josemaría y el Concilio Vaticano II declaró que todos los cristianos deben ser santos.

La primera gran prueba fue la guerra de 1936. Su vida y la de sus compañeros corría peligro en Madrid. Huyeron a pie a Francia, se postraron ante la Virgen de Lourdes para darle gracias por su protección. Al terminar la guerra, volvieron a Madrid y comenzó a extenderse el Opus por toda España; y, a partir de 1945, por todo el mundo. La vida del Padre Josemaría se complicó mucho, con viajes por todos los continentes, para fundar obras para los pobres, hospitales, centros de estudio… miles de personas acudían a escucharle. Y a todos decía: «Cada uno ha de ser santo, sea seglar o sacerdote, con su propio trabajo«. Lo mismo dejó escrito en sus libros, traducidos a todos los idiomas. El principal se llama «Camino«.


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