San Juan de Capistrano,
Sacerdote
- 23 de octubre
San Juan de Capistrano nació el 24 de junio de 1386 en Capistrano, Italia. Su niñez no fue nada fácil: su padre fue encarcelado, su madre tuvo que huir para salvar la vida, la familia quedó sin recursos y él perdió a su padre muy joven. Además, su madre enfermó gravemente. A pesar de todo, Juan no se rindió. Se trasladó a Perusa, estudió derecho y llegó a ser un excelente abogado. Su esfuerzo fue tan grande que incluso fue nombrado gobernador de la ciudad.
Una cárcel que transformó su vida
Cuando estalló una revolución en Perusa, Juan fue encarcelado por ser gobernador. Pero ese tiempo en prisión se convirtió en un momento clave: allí reflexionó profundamente y comprendió que las cosas del mundo no daban verdadera felicidad. Al salir, cumplió su decisión: ingresó a la Orden Franciscana Reformada, inspirado también por el consejo de su amigo, San Bernardino de Siena.

Misionero incansable y defensor de la fe
Como franciscano, Juan dio su vida por la unidad de la Iglesia. Viajó hasta Tierra Santa para buscar la unión de los armenios con la Iglesia católica.
El Papa Martín V lo envió dos veces a Europa Central:
- Una para predicar a los husitas, que atacaban al clero. Aunque trabajó con pasión, no obtuvo grandes resultados.
- Otra para animar una cruzada contra el avance musulmán en Europa. Juan acompañó a los soldados, predicó, fortaleció la moral y luchó bajo un estandarte con el nombre de Jesús, logrando una victoria decisiva.
Predicador apasionado
En Italia recorría ciudades y pueblos predicando todos los días, al menos un sermón diario. Su mensaje era fuerte contra los vicios, y especialmente contra la usura, lo que le ganó enemigos y falsas acusaciones. Aun así, su estilo directo y su pasión por el Evangelio tocaban corazones y transformaban vidas.
Un hombre de paz, firmeza y fe
San Juan de Capistrano fue un hombre:
- Amante de la paz y la unidad
- Defensor de los pobres
- Implacable con el pecado
- Entregado totalmente al nombre de Jesús
- Obediente a la Iglesia y al Papa
Soportó muchos sufrimientos y los ofreció con amor. Murió agotado, tras una misión papal, en Ilok (Croacia) el 23 de octubre de 1456.
Santo de valentía y perseverancia
Su proceso de canonización comenzó pronto, pero fue finalmente declarado santo por el Papa Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Su vida es un ejemplo de fuerza, fe y entrega total a Dios.
Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
