Santa Úrsula y compañeras

Santa Úrsula y compañeras,
Mártires

• 21 de octubre

Santa Úrsula vivió entre los siglos III y IV, una época tan lejana que muchos datos sobre ella y sus compañeras están mezclados con leyendas. Sin embargo, entre los relatos antiguos podemos descubrir una historia llena de fe, valentía y entrega total a Dios.

Úrsula, noble joven decidida a ser de Dios

Úrsula era una joven inglesa, hermosa y de familia noble, que había decidido consagrarse completamente al Señor. Pero un día, un rey vecino quiso que se casara con su hijo y amenazó con declarar la guerra a su familia si no aceptaba. Guiada por un ángel, Úrsula respondió que sí, pero con una condición: tendría tres años antes del matrimonio para hacer una peregrinación a santuarios cristianos. Así comenzó su gran viaje.

La peregrinación de fe

Úrsula partió junto a once doncellas, acompañadas de más mujeres, en tres barcos. Su recorrido fue largo: navegaron por mar y por el río Rin hasta llegar a Colonia (Alemania). Allí Úrsula tuvo una visión: ella y sus compañeras serían mártires por amor a Dios.

Lejos de desanimarse, continuaron su ruta hasta Roma, donde, junto a las tumbas de San Pedro y San Pablo, prometieron nunca volver para evitar el matrimonio y permanecer consagradas solo a Dios.

El regreso y el martirio

Después de su visita a Roma, regresaron hacia Colonia pasando por Basilea (Suiza). Pero al volver, encontraron la ciudad sitiada por los hunos. Pensando que los barcos traían refuerzos, los invasores apresaron a todas las jóvenes y comenzaron a ejecutarlas una por una.

Úrsula fue la última. El jefe de los hunos, impresionado por su belleza, le pidió que se casara con él. Ella se mantuvo firme: su corazón pertenecía solo a Dios. Al ser rechazada, el jefe la mandó matar con una flecha. Tras la masacre, algo extraordinario sucedió: tormenta, oscuridad o un fenómeno misterioso —nadie lo sabe—, pero los hunos huyeron aterrorizados, dejando libre la ciudad.

Honor y memoria eterna

Los habitantes de Colonia salieron, recogieron los cuerpos de las mártires y los enterraron con gran respeto, agradeciendo a Dios su valentía y protección. Desde entonces, Colonia guarda una devoción especial a Santa Úrsula y sus compañeras, recordando su testimonio de fe inquebrantable.