San Pedro de Alcántara

San Pedro de Alcántara,
Sacerdote

  • 19 de octubre

Don Alfonso Garavito y doña María Vilela de Sanabria fueron los padres de Juan de Sanabria, quien más tarde sería conocido como san Pedro de Alcántara. Nació en 1499 en el pueblo de Alcántara, en una familia noble muy cristiana y dedicada a formar a su hijo en el amor a Dios y al prójimo. Desde pequeño, Juan destacó por su fe y actitud generosa.

Formación y llamado a la vida religiosa

Juan comenzó sus estudios en su pueblo y más tarde continuó en Salamanca, probablemente en su famosa universidad. A los 16 años, sintiendo claramente el llamado de Dios, ingresó como franciscano descalzo en el convento de San Francisco de los Majarretes, cerca de su hogar. Fue entonces cuando cambió su nombre por el de Pedro de Alcántara. Tras completar su formación, fue ordenado sacerdote en 1525.

Una vida de austeridad e inspiración franciscana

Desde su ordenación, Fray Pedro se dedicó a vivir y promover la pobreza y penitencia que caracterizaron a san Francisco de Asís. Ocupó cargos importantes como superior de conventos y superior provincial, usando esas funciones para impulsar una vida franciscana auténtica y sencilla. Su espíritu reformador lo llevó también a Portugal, donde ayudó a fortalecer la vida religiosa y fue maestro de novicios, formando a nuevas generaciones de franciscanos.

Amistad con santa Teresa de Jesús

Cuando santa Teresa de Jesús lo conoció, se alegró profundamente de encontrar a alguien con ideas tan parecidas a las suyas sobre la vida religiosa. San Pedro la animó y aconsejó en su reforma del Carmelo, convirtiéndose en un apoyo clave para ella. Además, acababa de escribir un libro sobre la oración que impresionó mucho a la santa.

Vida de ermitaño y profunda oración

San Pedro fundó el pequeño convento de Santa Cruz de las Cebollas, donde llevó una vida completamente austera, casi como un ermitaño. Su habitación era tan pequeña que no podía ponerse completamente de pie ni acostarse del todo. Allí pasaba sus días en oración, siempre unido a Dios con el corazón y la mente.

Últimos años y legado

En sus últimos años, fundó el convento de Arenas de San Pedro, donde falleció el 18 de octubre de 1562. Su cuerpo reposa hoy en la capilla real de ese convento, construida por el rey Carlos III. Fue proclamado santo en 1669, y su ejemplo cruzó océanos gracias a los frailes franciscanos, que difundieron su vida y enseñanzas en América, donde aún se le recuerda con cariño y admiración.


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