San Dámaso

San Dámaso,
Papa

  • 11 de diciembre

Se dice que este santo Papa tenía raíces españolas, probablemente porque sus padres lo eran. Sin embargo, cuando él nació en el año 304, su familia ya llevaba varios años viviendo en Roma.

Fe fortalecida en tiempos difíciles

Aunque la persecución del emperador Diocleciano no era tan intensa en Roma como en otras partes del imperio, el joven Dámaso escuchaba relatos sobre valientes mártires, como Santa Leocadia y Santa Eulalia. Aquellos testimonios avivaron su fe, que sus padres, Antonio y Lorenza, le habían inculcado con dedicación.

Vocación al servicio de Dios

Movido por su amor a Cristo, decidió entregar su vida a Dios y servir a la Iglesia. Estudió profundamente la Biblia y los escritos de los Padres de la Iglesia. Fue ordenado diácono y luego sacerdote, destacándose por su entrega, su servicio a los fieles y su predicación apasionada de la Palabra.

Elección como Papa

En el año 366 fue elegido Papa tras la muerte de Liberio. Sin embargo, su elección no fue aceptada por todos, y enfrentó acusaciones falsas y conflictos. La situación se resolvió cuando el emperador Valentiniano confirmó que Dámaso era el verdadero Papa y desterró a los opositores.

Defensor de la autoridad papal

San Dámaso trabajó con gran empeño para afirmar que el Papa es el sucesor de San Pedro y posee la máxima autoridad en la Iglesia. Envió cartas a varios obispos indicando que podían acoger en la comunidad cristiana a cualquier persona en nombre del Papa.

Lucha contra las herejías

En su época surgieron varias falsas doctrinas que confundían a los fieles. Dámaso se mantuvo siempre atento y firme para proteger la verdadera fe y evitar que el error se extendiera.

Colaborador de San Jerónimo

Tuvo como secretario a San Jerónimo, a quien encargó la traducción de la Biblia al latín, la lengua común del pueblo. Gracias a este proyecto nació la Vulgata, la versión que la Iglesia usó durante más de 1500 años.

Amor por los mártires

La devoción de San Dámaso por los mártires fue profunda. Escribió inscripciones llenas de cariño y admiración en sus tumbas, lo que permitió que la memoria de muchos de ellos no se perdiera con el tiempo. Además, mandó construir varias iglesias en su honor.

Últimos años y muerte

San Dámaso preparó para sí una tumba sencilla cerca de las catacumbas de Calixto. Falleció en Roma el 11 de diciembre del año 384, a los 80 años, dejando un legado inmenso de amor a la Iglesia y fidelidad a la fe.


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