Santos Inocentes,
niños mártires
- 28 de diciembre
Todo comenzó cuando los Reyes Magos regresaron a su país sin avisar al rey Herodes dónde estaba el Niño Jesús. Ellos habían encontrado al «Rey de los judíos» y, avisados en sueños, tomaron otro camino para no volver a Herodes.
El plan de Herodes
Herodes estaba furioso. No soportaba la idea de que alguien pudiera quitarle el trono, así que pidió a los Magos que, cuando encontraran al Niño, regresaran a decirle dónde estaba. Pero al ver que no volvían, pensó en eliminar al pequeño Jesús para proteger su poder.
Una decisión cruel
Herodes sabía que el Mesías había nacido en Belén, pero no dónde exactamente. Entonces tomó una decisión terrible: ordenó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores, pensando que así eliminaría al futuro Rey anunciado por los Magos.

Los santos inocentes
Aunque algunos textos antiguos hablan de miles de niños, los estudios indican que habrían sido alrededor de 15 a 20 pequeños, dado el tamaño de la población de Belén en esa época. Estos niños murieron sin saberlo, pero dieron su vida por Jesús, por eso la Iglesia los honra como los primeros mártires: los Santos Inocentes.
La protección de Dios
Jesús no cayó en la trampa de Herodes porque Dios lo protegió. San José recibió un aviso en sueños para huir rápidamente a Egipto con María y el Niño. Allí permanecieron hasta que José fue avisado nuevamente de que Herodes había muerto.
Una fiesta antigua
La Iglesia celebra a los Santos Inocentes desde el siglo V. Los primeros escritores cristianos los llamaron «los primeros frutos de los mártires», y su memoria nos recuerda que desde el inicio hubo quienes dieron su vida por Cristo.
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