Nuestra Señora de Belén

Nuestra Señora de Belén,
Advocación Mariana

  • 25 de diciembre

La advocación de Nuestra Señora de Belén es una de las más antiguas y entrañables en el ámbito católico, especialmente vinculada con la espiritualidad del Nacimiento del Señor y con la obra del santo Hermano Pedro de San José de Betancur en Guatemala. Acá te comparto lo esencial sobre esta bonita advocación mariana.

Origen del título

El nombre «Belén» hace referencia directa al misterio de la Encarnación y al lugar del nacimiento de Jesús. Desde los primeros siglos, los cristianos tuvieron una particular devoción al pesebre y a la Virgen que en Belén dio a luz al Salvador. Esta piedad se fue consolidando en Oriente y Occidente, llegando a inspirar iglesias, cofradías y órdenes religiosas.

El Hermano Pedro y los betlemitas

En el siglo XVII, el Hermano Pedro de San José de Betancur (1626–1667), terciario franciscano y gran misionero en Guatemala, difundió intensamente la devoción a la Virgen bajo el título de Nuestra Señora de Belén. En torno a esta advocación fundó el Hospital Betlehemita y la Orden de Belén, cuyo carisma era servir a los pobres, enfermos y moribundos. Por eso, esta devoción quedó unida inseparablemente al carisma de la caridad y la misericordia.

Imagen venerada

La imagen de Nuestra Señora de Belén que se venera en Guatemala representa a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, en actitud de ternura y cercanía. En muchos lugares, esta advocación está acompañada de símbolos del pesebre (estrellas, pastorcillos, animales) que evocan la Navidad y el amor de Dios hecho Niño.

Reconocimiento eclesial

El Papa Inocencio XI aprobó en 1687 la Congregación de Belén, reconociendo oficialmente la espiritualidad mariana ligada a este título. La Orden fue confirmada más tarde por otros papas y, aunque suprimida en el siglo XIX, fue restaurada en 1984 con el mismo espíritu: vivir la caridad bajo la protección de Nuestra Señora de Belén.

Espiritualidad

La devoción a Nuestra Señora de Belén invita a:

  • Contemplar a María como Madre del Niño Dios, humilde y cercana.
  • Vivir la fe desde la sencillez y la misericordia, como lo enseñó el Hermano Pedro.
  • Recordar que el misterio de Belén es el corazón del cristianismo: Dios hecho hombre para nuestra salvación.

Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.