Navidad,
Solemnidad
- 25 de diciembre
Navidad significa «Natividad de Nuestro Señor Jesucristo». Hoy celebramos un misterio inmenso: Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo para salvarnos del pecado y hacernos hijos de Dios. Nació en Belén, de la Virgen María y bajo el cuidado amoroso de San José.
El viaje hacia Belén
María y José vivían tranquilos en Nazaret. María estaba ya muy cerca de dar a luz al Hijo prometido por el Arcángel Gabriel. Pero en ese momento, llegó una orden del emperador romano: todos debían registrarse en el lugar de origen de sus familias. Así, José y María emprendieron el viaje hacia Belén, la ciudad del rey David, pues ellos eran descendientes suyos.
Un lugar humilde para el Rey del mundo
Cuando llegaron a Belén, la ciudad estaba llena y no había lugar en la posada. José buscó y buscó, y lo único que encontró fue un establo. Allí se quedaron, y esa misma noche nació Jesús. Nació de manera sencilla y humilde, casi en silencio, para mostrar que había venido a salvar incluso a los más pobres y olvidados.

El anuncio a los pastores
Muy cerquita, unos pastores cuidaban su rebaño. De repente, un ángel del Señor se les apareció y les dijo: «No tengáis miedo. Hoy ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor. Lo reconoceréis: estará envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Sorprendidos y llenos de alegría, corrieron a Belén para ver al Niño y fueron los primeros en adorarlo. También ellos proclamaron: «Gloria a Dios en el cielo».
Una cadena de amor que continúa
Los pastores contaron lo que habían visto y más personas acudieron a conocer al recién nacido.
Y así comenzó una cadena de adoración y amor que llega hasta nuestros días. Hoy seguimos acercándonos al Niño Jesús, agradeciendo su nacimiento y celebrando el inmenso amor que nos trae cada Navidad.
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