Beato Felipe Rinaldi

Beato Felipe Rinaldi,
Sacerdote

• 05 de diciembre

Felipe Rinaldi nació el 28 de mayo de 1856 en Lu Monferrato, provincia de Alessandria, Italia. Era el penúltimo de nueve hermanos, hijo de Cristóbal y Antonia. A los cinco años tuvo la fortuna de conocer a San Juan Bosco, un encuentro que marcaría su vida. Años más tarde, ya con 21 años, Don Bosco mismo lo invitó a formar parte de la familia salesiana.

Vocación y misión sacerdotal

Tras ser ordenado sacerdote en 1882, se le confió la formación de adultos que aspiraban al sacerdocio, una responsabilidad enorme para su juventud. Desde 1889 trabajó en España y Portugal, llevando el espíritu de Don Bosco a nuevas tierras. En 1901, el sucesor de Don Bosco lo nombró administrador general de la congregación, cargo que hoy equivaldría al de vicario del Rector Mayor y responsable de la administración mundial.

Líder incansable y guía espiritual

A pesar del peso de su labor y la complejidad de su cargo, nunca descuidó su misión sacerdotal. Su trato cercano, su sabiduría y su espiritualidad profunda lo convirtieron en un guía muy apreciado. Dio un impulso enorme a toda la Familia Salesiana y enriqueció su carisma con una iniciativa innovadora para la época: fundó lo que hoy conocemos como las «Voluntarias de Don Bosco», mujeres consagradas que viven su vocación en medio del mundo, sin hábito religioso.

Rector Mayor y amor a Don Bosco

En 1922 fue elegido Rector Mayor. Se dedicó especialmente a la formación de los salesianos y al fortalecimiento del amor y devoción a Don Bosco, sobre todo cuando fue declarado beato. Rinaldi insistía en que lo más importante era imitar su corazón: su unión con Dios, su misión educativa y su confianza absoluta en María Auxiliadora.

Un final humilde y un legado eterno

El 5 de diciembre de 1931, Don Felipe Rinaldi —o Don Rinaldi, como cariñosamente se le recuerda— murió en silencio mientras leía la vida de Miguel Rúa. Primero fue sepultado en un cementerio común de Turín, y luego trasladado a Valdocco, en la Basílica de María Auxiliadora, tras iniciarse su causa de canonización en 1947. Fue declarado Venerable en 1987 y Beato el 29 de abril de 1990, por el Papa Juan Pablo II.