Santa Margarita de Escocia

Santa Margarita de Escocia,
Reina

• 16 de noviembre

Aunque Santa Margarita era inglesa, nació en Hungría en el año 1046. Sus padres, los príncipes Eduardo y Ágata, habían sido desterrados de Inglaterra por un rey extranjero. Margarita vivió allí hasta los 11 años, cuando su tío, San Eduardo II, subió al trono inglés. Sin embargo, en vez de volver directamente a su país, la familia se instaló en Escocia.

Reina con una gran misión

A los 24 años, Margarita se casó con el rey de Escocia, Malcolm III. Desde ese momento comenzó su increíble misión: transformar el reino con amor, fe y justicia. Buscó suavizar el carácter del rey, dedicarse a los pobres, fundar monasterios e iglesias y apartar a la gente de las prácticas paganas que todavía existían. Poco a poco, lo logró. Malcolm se convirtió en un rey justo y bondadoso. Incluso invitaba diariamente a 24 pobres a comer en el palacio y ayudaba a cientos durante Cuaresma y Adviento.

Constructora de fe y comunidad

Santa Margarita impulsó la construcción de monasterios e iglesias para fortalecer la vida cristiana del pueblo. Gracias a ella, muchos lugares tuvieron espacios dignos para orar, aprender y celebrar la fe. Además, eliminó las ceremonias paganas y promovió el auténtico culto cristiano en todo el reino.

Madre y educadora ejemplar

Fue madre de ocho hijos —seis varones y dos mujeres— y se preocupó profundamente por su formación en la fe. Tres de ellos llegaron a ser reyes, y dos, David y Matilde, fueron reconocidos como santos por el cariño y admiración del pueblo.

Una vida de fe intensa

Margarita vivía su fe con enorme devoción. Asistía a Misa todos los días, rezaba como las religiosas de sus monasterios y guiaba la oración en la corte durante las fiestas cristianas. Practicaba la penitencia y vivía con mucha austeridad, especialmente en Cuaresma.

Un legado que perdura

Santa Margarita murió en Edimburgo el 16 de noviembre de 1093, querida profundamente por su pueblo. Fue canonizada el 19 de junio de 1250 y más tarde proclamada patrona de Escocia por el Papa Clemente X en 1673. Hoy, sus restos descansan en el Monasterio de El Escorial, en Madrid.