Fiesta de todos los Santos,
Solemnidad
- 01 de noviembre
La celebración de Todos los Santos es muy antigua: comenzó a celebrarse alrededor del siglo VII.
Los Papas de aquella época vieron la necesidad de dedicar un día especial para honrar a todos los santos juntos, tanto a los reconocidos oficialmente por la Iglesia como a aquellos que vivieron santamente, pero que no tuvieron un proceso de canonización.
Celebramos a todos los que llegaron al cielo
En esta solemnidad celebramos a todos los santos, desde la Virgen María hasta la última alma que ha llegado al cielo. No importa si están canonizados o no: hoy es su día, y recordamos su triunfo en Cristo.
Unión con los santos: nuestros modelos de vida
Esta fiesta también nos recuerda que estamos unidos a los santos. Ellos caminaron antes que nosotros siguiendo a Jesús, y son ejemplo de cómo vivir una vida cristiana auténtica: amar a Dios y amar al prójimo.
Desde nuestro bautismo comenzamos ese mismo camino hacia la santidad. Y, al igual que ellos, estamos llamados a vivir de tal manera que al final de nuestra vida podamos ir directos al cielo. Ser santos es nuestra meta, nuestro deseo y nuestra misión principal.

Los santos interceden por nosotros
Los santos no solo son modelos; también son amigos en el cielo que interceden por nosotros.
Cuando pedimos su ayuda —y lo hacemos con un corazón sincero— ellos presentan nuestras peticiones a Dios.
Seguro has escuchado que algunos santos son patronos para la salud, para encontrar cosas perdidas, conseguir trabajo, o para casos difíciles. Y sí, es verdad: los santos nos acompañan y nos ayudan con la gracia de Dios.
Haz amistad con los santos
Te animo a hacerte amigo de los santos, especialmente de aquel cuyo nombre llevas. Ellos pueden guiarte, protegerte y animarte en el camino hacia el cielo. ¡Su deseo es que un día estés con ellos disfrutando del Reino de Dios!
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