Santos Ángeles

Santos Ángeles,
Custodios

  • 02 de octubre

La Sagrada Escritura nos habla muchas veces de los ángeles. Ellos están junto al trono de Dios para servirle, lo adoran y cantan sus grandezas. Son mensajeros enviados a los hombres, vigilantes que nos inspiran a hacer el bien, protectores en los peligros y defensores frente al mal.

Jesús y el cuidado de los ángeles

En el Evangelio encontramos una frase muy especial de Jesús: «Tened cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque sus ángeles ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 18, 10).

Esto nos muestra que los ángeles de los niños contemplan a Dios cara a cara y saben si Él está contento o no. Por eso, nuestras buenas obras son motivo de alegría para que los ángeles puedan presentarlas a Dios.

Ángeles en nuestro camino

Dios mismo ha dado órdenes a los ángeles para que nos guarden en nuestros pasos y nos ayuden a permanecer en el bien. Cada uno de nosotros tiene un Ángel de la Guarda, puesto por Dios, para acompañarnos, cuidarnos y defendernos del mal.

Los ángeles son seres espirituales, no tienen cuerpo. Sin embargo, los pintores suelen representarlos con alas, como un símbolo de la rapidez con la que obedecen a Dios y cumplen sus misiones.

La oración al Ángel de la Guarda

Desde pequeños hemos aprendido a rezar a nuestro Ángel de la Guarda, especialmente por las noches. Quizá recuerdes esta sencilla oración: «Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche, ni de día, no me dejes solo que me perdería».

Rezarle con fe cada noche nos ayuda a sentir su protección y su defensa en medio de los peligros.


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