Santos Cornelio y Cipriano

Santos Cornelio y Cipriano,
Papa y Obispo

• 16 de septiembre

Cipriano nació en Cartago (África) hacia el año 200. Sus padres eran paganos y acomodados, por lo que recibió una excelente formación literaria. Durante su juventud, mientras enseñaba retórica, vivió rodeado de los vicios del paganismo.

La conversión que transformó su vida

Todo cambió cuando conoció la fe gracias a Cecilio. La gracia de Dios iluminó su vida y Cipriano se convirtió al cristianismo. Desde entonces comenzó a vivir con austeridad, continencia y caridad, dando un testimonio ejemplar. Tras su bautismo, entregó a la Iglesia todo su patrimonio y poco después ingresó al clero. En el año 248 o 249 fue elegido obispo de la importante sede de Cartago.

Pastor en tiempos difíciles

Como obispo, Cipriano guió a la Iglesia de Cartago hasta el año 257. Su ministerio estuvo marcado por las persecuciones contra los cristianos, que sacudieron con fuerza a la comunidad en aquella época.

El 30 de agosto del año 257, Cipriano fue llevado ante el procónsul Aspasio Paterno, quien le preguntó si era cristiano. Con firmeza respondió: «Soy cristiano y obispo; no conozco más dioses que uno solo, el verdadero Dios». Ante tal confesión, fue desterrado. Más tarde, otro procónsul lo llamó nuevamente y, al reafirmar su fe, fue condenado a muerte.

Una muerte vivida con esperanza

Al conocer la sentencia, Cipriano dio gracias a Dios con gozo. Antes de ser ejecutado, tuvo un gesto que reflejó su gran generosidad: regaló 25 monedas de oro a su verdugo. Murió como mártir de la fe el 14 de septiembre del año 258.

Amistad y legado

El Papa Cornelio fue uno de sus grandes amigos y compañeros en la defensa de la fe. Por eso, desde el siglo IV, la Iglesia de Roma conmemora a Cornelio en la misma fecha en que se celebra a San Cipriano, honrando así su amistad y testimonio de fidelidad a Cristo.

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.