Nuestra Señora de la Fuensanta y de Lluch

Nuestra Señora de la Fuensanta y de Lluch,
Advocaciones Marianas

• Domingo posterior al 8 de septiembre

La Virgen María recibe muchos nombres de cariño en distintas partes del mundo. Entre ellos destacan dos muy queridas en España: Nuestra Señora de la Fuensanta, patrona de Murcia, y Nuestra Señora de Lluch, patrona de Mallorca. La fiesta de la Virgen de la Fuensanta se celebra el domingo siguiente al 8 de septiembre.

Santuarios con significado

El santuario de la Fuensanta está en un altozano desde donde parece que la Virgen cuida y contempla a todos los murcianos. El santuario de Lluch, en cambio, se levanta en un valle alto rodeado de montañas. Allí, la Virgen parece invitar a los mallorquines a visitarla y, desde lo alto, bendice con amor a toda la isla.

Origen de los nombres

• Fuensanta: su nombre proviene de una ermita junto a una fuente. Como la Virgen era venerada allí, se la llamó «Fuente Santa», es decir, Fuensanta.
• Lluch: su nombre se debe al paraje donde estaba la antigua capilla, un espacio ancho entre montañas llamado Lluch.

Lugares de fe y devoción

Con el tiempo, la pequeña ermita de la Fuensanta se transformó en un santuario grande y hermoso, cuya imagen fue coronada con gran alegría por los murcianos. La capilla de Lluch también creció hasta convertirse en un importante templo, rodeado de refugios para acoger a los peregrinos que suben a visitarla, muchas veces pasando allí la noche.

Guardianes y tradiciones

La Fuensanta está bajo el cuidado cariñoso de las monjas benedictinas, que velan por su imagen.
La Virgen de Lluch es custodiada por los religiosos de los Sagrados Corazones, congregación fundada en Mallorca, que la veneran con amor especial. Además, cada día un grupo de niños cantores, conocidos como los «blauets» (los «azulitos»), le entonan la Salve vestidos con su túnica azul.

Encuentros con sus hijos

Cada año, la Virgen de la Fuensanta baja desde su santuario hasta la ciudad de Murcia para recibir el cariño de su pueblo. En cambio, la Virgen de Lluch permanece siempre en su montaña, esperando a sus hijos mallorquines, que suben en multitud varias veces al año para demostrarle su amor filial.

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.