El Tránsito o “Dormición” de la Virgen María
- 14 de agosto
La palabra Tránsito hace referencia al paso de la Virgen María de esta vida terrena a la vida eterna en el cielo. La Iglesia católica enseña que María, al finalizar su vida, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este misterio es conocido como la Asunción de María, proclamado dogma por el Papa Pío XII en la constitución apostólica Munificentissimus Deus (1950).
En la tradición más antigua, especialmente en Oriente, se utiliza el término Dormición de María (Koimesis en griego), para expresar que la Virgen no experimentó la corrupción del sepulcro, sino que “se durmió” en el Señor y fue elevada al cielo.
Origen de la fiesta en la Iglesia
En Oriente
La celebración del Tránsito o Dormición de María comenzó en las Iglesias de Oriente. Ya en el siglo VI, el emperador bizantino Mauricio (582-602) fijó la conmemoración de la Dormición de María el 15 de agosto. Desde entonces, la fiesta se extendió rápidamente por todo el Oriente cristiano.

En Occidente
En Roma y en las Iglesias de Occidente, la fiesta fue adoptada en el siglo VII, bajo el pontificado del Papa Sergio I (687-701), quien introdujo la celebración de las cuatro grandes festividades marianas, entre ellas el Tránsito de la Virgen. Con el tiempo, esta conmemoración se fue consolidando como la Asunción de María que hoy celebra toda la Iglesia el 15 de agosto.
La enseñanza de la Iglesia católica
El dogma proclamado por Pío XII no entra en detalles sobre si la Virgen María murió o no, pero sí afirma claramente que, al concluir el curso de su vida, fue llevada en cuerpo y alma al cielo. El Papa explica: «La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial» (Munificentissimus Deus, 44).
Esto quiere decir que la Asunción —o Tránsito de María— no es simplemente una tradición piadosa, sino una verdad de fe que la Iglesia custodia y celebra con gozo.
Sentido espiritual para los fieles
El Tránsito de María nos recuerda que:
- Ella participa ya plenamente en la gloria de Cristo resucitado.
- Es modelo de esperanza: lo que se realizó en María anticipa lo que Dios quiere para cada uno de nosotros.
- Es signo de consuelo: en medio de nuestras luchas terrenas, María nos señala el destino final de los que permanecen fieles a Dios.
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