Una muerte que Don Bosco niega.

Un hecho digno de recuerdo ocurrió después de la fiesta de san Juan Bautista de 1870, el 25 de junio.

El clérigo Luis Pesce había caído gravemente enfermo en Cherasco. Atormentado por la fiebre hasta hacerle delirar a menudo, ya le habían aplicado veinticuatro sangrías y treinta y dos sanguijuelas.

Los médicos pronosticaron su cercana muerte. Ante la urgencia se le administró el Viático a medianoche y, como faltara don Juan Francesia, se llamó a toda prisa al Capellán del Hospital.

También se telegrafió a Don Bosco: «Consulta médicos, Pesce desahuciado». El sacerdote respondió enseguida: «No temáis. Aún no es su hora».

En efecto, Pesce se curó perfectamente. Murió el año de 1910.


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