Domingo Savio forma la Compañía de la Inmaculada Concepción.

Luego de la aprobación del dogma de la Inmaculada Concepción de María, en diciembre de 1854, despierta en Domingo la idea de fundar la Compañía de la Inmaculada para «honrar a María con el compromiso de cumplir cuidadosamente los deberes de cada día y cuidar a los compañeros estimulándolos al bien con las palabras y sobre todo con el ejemplo«.

Domingo no pierde tiempo, pues intuye que su final se acerca por lo que comienza cuanto antes a invitar a sus mejores amigos para que sean parte de dicha compañía. «Desearía hacer algo en honor de la Virgen; pero en seguida, ya que temo que me falte el tiempo«, era la constante inquietud que atormentaba al joven Savio.

No había marcha atrás a la fundación de la Compañía, por lo que Domingo indica que deben de elegir a un presidente, quien resultó ser Miguel Rúa. Redactaron también un reglamento en el que podían leerse 21 compromisos el cual fue firmado por todos los integrantes un domingo, 8 de junio de 1856. Este reglamento fue examinado y aprobado por Don Bosco, quien le añadió siete recomendaciones.

Todos los miembros de la Compañía de la Inmaculada se reunían cada semana durante media hora; su principal objetivo era: «Nos ocuparemos del progreso de la Compañía en la virtud y en la piedad«.

Entre los deberes dedicados a la Virgen se propusieron:

Cada día rezaremos alguna oración a la Virgen María y cada sábado haremos alguna penitencia especial en honor de Nuestra Señora (¿una mortificación? ¿Un favor? ¿Una buena lectura?… ¿una oración especial?).

Llevaremos siempre la medalla de la Santísima Virgen, que es la Patrona de nuestra Compañía, y tendremos a la Madre de Dios una gran confianza y un amor de hijos. Ella nos hará vencer las dificultades de la vida, ser valientes para cumplir nuestras buenas resoluciones, amables con el prójimo, y exactos en todo.

Culmina el reglamento con lo siguiente:

Bendiga María, la Virgen Madre, nuestros buenos propósitos, Ella que los ha inspirado. Que con su ayuda logremos superar las tormentas de la vida, dar buen ejemplo a todos, ser el consuelo de nuestros superiores y de nuestros padres, y lograr trabajar mucho por la salvación de las almas.

Así después de pasar por este valle de lágrimas, con el auxilio de María logremos alcanzar un día el premio que Dios tiene destinado para los que le sirven en espíritu y en verdad.

Al día siguiente, el lunes 9 de junio, Domingo junto con sus demás compañeros se reunieron para constituir oficialmente la Compañía de la Inmaculada; entre los presentes estuvieron: Rocchietti Giuseppe, Marcellino Luigi, Bonetti Giovanni, Vaschetti Francesco, Durando Celestino, Momo Giuseppe, Savio Domenico, Bongioanni Giuseppe, Rua Michele, Cagliero Giovanni. Para ello los jóvenes se presentaron ante el altar de la Virgen María en la Iglesia de San Francisco de Sales.


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