Algunos apuntes de Don Bosco antes de su primera Misa.

Cuando Don Bosco supo que iba a celebrar su primera Misa, tomó la decisión que debía prepararse para ese encuentro tan íntimo que tendría con Jesús; luego de realizar unos ejercicios espirituales, el padre Juan escribió en un cuadernito suyo:

Conclusiones obtenidas de los ejercicios hechos como preparación a la celebración de mi primera Misa.

El sacerdote no va solo al cielo ni va solo al infierno. Si obra bien, irá al cielo con las almas salvadas por él con su buen ejemplo; si obra mal y da escándalo, irá a la perdición con las almas condenadas por su escándalo. Por lo tanto, me empeñaré en guardar los siguientes propósitos:

– No haré paseos, sino por necesidad grave: visitas a enfermos, etcétera.
– Ocuparé rigurosamente bien el tiempo.
– Padecer, trabajar, humillarme en todo y siempre, cuando se trate de salvar almas.
– La caridad y la dulzura de San Francisco de Sales serán mi norma.
– Siempre estaré contento de la comida que se me presente, con tal que no sea nociva para la salud.
– Beberé vino aguado y sólo como medicina, es decir, cuando lo reclame la salud.
– El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma; por ello no daré al cuerpo más de cinco horas de sueño cada noche. Durante el día, especialmente después de la comida, no tomaré ningún descanso. Haré alguna excepción en caso de enfermedad.
– Destinaré cada día algún tiempo a la meditación y a la lectura espiritual. Durante el día haré una breve visita, o al menos una oración, al Santísimo Sacramento. Tendré un cuarto de hora al menos de preparación y otro cuarto de hora de acción de gracias, al celebrar la santa misa.
– No conversaré con mujeres, fuera del caso de oírlas en confesión u otra necesidad espiritual.


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