San Bonifacio

San Bonifacio,
Mártir

  • 05 de junio

Este santo es un fruto de la Iglesia de Inglaterra. Hacía ochenta años que el Papa san Gregorio Magno había enviado misioneros para la evangelización de Inglaterra y allí, en Devon, nació en el año 673, Wilfrido, a quien el Papa cambiará su nombre por el de Bonifacio (que quiere decir «el que hace el bien»).

Fue llevado por sus padres al monasterio de Exeter para ser educado por los monjes. Aprendió bien todo lo que le enseñaron, tanto que se hizo monje en el monasterio de Nursling, allí fue ordenado sacerdote y su abad lo nombró educador de los monjes más jóvenes. Pero Wilfrido tenía un gran deseo, ser misionero.

Obtuvo el permiso para salir a evangelizar y lo hizo hacia Frisia, en el norte de Alemania. Pero allí no pudo empezar su apostolado porque los frisones estaban en guerra y no atendían la voz del que les predicaba. Wilfrido tuvo que regresar a su patria.

Como seguía con su afán misionero, al cabo de dos años, con cartas de presentación llegó a Roma a pedir el parecer del Papa. Gregorio II lo recibió muy bien, le cambió el nombre por el de Bonifacio y lo mandó a las regiones de Turingia y riberas del Ohm (Alemania). Allí trabajó incansablemente por el Evangelio. Viajó, enseñó, celebró los sacramentos, fundó monasterios de monjes y de monjas.

Tuvo que volver a Roma, porque el Papa lo llamó. Bonifacio le dio un informe de todo lo que había hecho. Al Papa le gustó mucho todo lo que Bonifacio le contaba. Lo hizo obispo y lo nombró Legado, que es lo mismo que representante del Papa.

Bonifacio volvió al territorio de misión y siguió con todo entusiasmo su extensión del Evangelio. También regresó a la región de Frisia, donde había fracasado la primera vez y ahora las cosas le fueron mucho mejor. Convocó el Concilio Germánico y varias reuniones de obispos (sínodos). Estuvo acompañado y ayudado por un montón de monjes y monjas que llegaron desde Inglaterra para seguir sus directrices.

Fundó el monasterio de Fulda y para ello manó a varios monjes para que, viviendo en Montecassino, el principal monasterio de los benedictinos, aprendiesen a vivir siguiendo estrictamente la regla de san Benito.

Cuando preparaba su regreso a Frisia, fue asaltado por unos bandidos que le dieron muerte. Fue enterrado primero en Maguncia y, más tarde, tal como él quería, en Fulda, su monasterio. Alemania lo considera como padre y Patrono.


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