Nuestra Señora de los Desamparados

Nuestra Señora de los Desamparados,
Advocación Mariana

  • Lunes después de Pentecostés

La devoción a Nuestra Señora de los Desamparados nació en Valencia, España, en el siglo XV. Allí, la Virgen fue invocada como patrona y protectora de los más pobres, huérfanos, enfermos y marginados, es decir, de los “desamparados”.

Con la evangelización, esta advocación mariana llegó a América. En Guatemala, encontró un lugar especial en el corazón de los fieles, quienes la reconocen como consuelo de los pobres y refugio de los necesitados.

La llegada a Guatemala

Los misioneros españoles trajeron la imagen y devoción de la Virgen de los Desamparados a tierras guatemaltecas durante la época colonial. Desde entonces, su presencia ha estado ligada a la asistencia social y al cuidado de los más vulnerables, en sintonía con el espíritu original de la advocación.

En diversas parroquias y comunidades del país, especialmente en el departamento de Guatemala, la Virgen de los Desamparados es celebrada como Madre protectora de los que no tienen amparo humano.

Fiesta y celebración en Guatemala

La Iglesia en Guatemala celebra a Nuestra Señora de los Desamparados el lunes después de Pentecostés, uniéndose así a la tradición de la Iglesia universal y a la archidiócesis de Valencia. Ese día, los fieles se congregan en templos y comunidades que le rinden culto, para agradecer favores y pedir su intercesión; en la ciudad capital se puede encontrar un cuadro de dicha advocación mariana en la Rectoría de Santa Rosa y en la Rectoría de Santa Teresa, ambas ubicadas en al zona 1.

Su fiesta es ocasión para recordar la opción preferencial de la Iglesia por los pobres, inspirados en la cercanía maternal de María.

Mensaje espiritual

La advocación de los Desamparados nos recuerda que:

  • María se hace madre cercana a los que sufren.
  • Su ternura abraza a quienes la sociedad deja de lado.
  • Bajo su manto, los pobres y necesitados encuentran dignidad y esperanza.

El Papa Francisco lo expresó de manera sencilla: «María está siempre atenta a las necesidades de sus hijos, especialmente de los más pequeños, de los que no cuentan, de los olvidados».

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.


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