A Jesús con la cruz a cuestas.

Señor, te has dejado escarnecer y ultrajar.

Ayúdanos a no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles. Ayúdanos a reconocer tu rostro en los humillados y marginados. Ayúdanos a no desanimarnos ante las burlas del mundo cuando se ridiculiza la obediencia a tu voluntad.

Tú has llevado la cruz y nos has invitado a seguirte por ese camino. Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla; para no lamentarnos ni dejar que nuestros corazones se abatan ante las dificultades de la vida.

Anímanos a recorrer el camino del amor y, aceptando sus exigencias, alcanzar la verdadera alegría. Amén.


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