Año 1861.
Soñé que estaba en un campo de Castelnuovo con algunos jóvenes, cuando vimos venir por el aire un enorme pino, tan ancho como dos cuadras de casas, y de una altura extraordinaria. El pino se acercaba a nosotros en posición horizontal y después se enderezó quedando vertical. Parecía que nos iba a caer encima y nosotros nos hicimos la señal de la cruz y pensábamos huir, cuando de pronto llegó un viento fuerte como el de un huracán y transformó al árbol en una tempestad de relámpagos, truenos, rayos y granizo.
Después vino otro pino menos grueso que el anterior avanzando en la misma dirección, y se colocó encima de nosotros y en posición horizontal comenzó a descender. Nosotros huimos temiendo ser aplastados y nos hacíamos muchas veces la señal de la cruz. El pino descendió casi a ras de la tierra y permaneció suspendido en el aire. Solo sus ramas tocaban el suelo. Llegó luego un suave vientecillo y lo transformó en lluvia que benefició a la tierra.
![](https://espiritusantogt.com/wp-content/uploads/2024/05/los-dos-pinos.jpg?w=1880)
Yo creo que el árbol inmenso que se convierte en tempestad y en granizada significa las persecuciones y ataques de enemigos que llegan siempre a la Iglesia Católica, y a los que se esmeran por ser fieles a la verdadera religión.
Y el segundo árbol que se convierte en lluvia que beneficia la tierra creo que es la Santa Iglesia o alguna de sus comunidades, que seguirá produciendo tanto fruto espiritual en las almas, como los que la lluvia produce en la tierra.
Nota.
Del árbol grande y terrible puede ser que tanga que decirse lo que el profeta Daniel le dijo al rey Nabucodonosor, que había destruido el templo de Jerusalén y llevado desterrados a los israelitas: “Tu reino es un árbol inmenso, pero he oído una voz del cielo que dice: Corten el árbol, vuélvanlo pedazos, corten sus ramas y que no produzca ya más frutos”. (Daniel 4, 11)
En el otro árbol más pequeño puede estar presentada alguna parte de la Santa Iglesia (por ejemplo: la Congregación salesiana) que va llenando de frutos espirituales los sitios a donde llega, así como la lluvia llena de buenas cosechas la tierra a donde cae.
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