Las dos casas.

Año 1861.

Don Bosco estaba construyendo un nuevo edificio para sus niños pobres en Turín. Pero en el mes de noviembre uno de los arcos cedió y toda la construcción se vino abajo. Y sucedió que María Auxiliadora estaba por allí protegiendo porque de los 4 obreros que estaban trabajando en ese momento en la construcción, uno quedó suspendido en el aire sobre una viga que no se alcanzó a partir.

Otro se hallaba en un rincón y allí la bóveda no se hundió. El tercero se salvó porque se le vino encima una viga, pero quedó suspendida en una pared encima de él, y lo protegió del derrumbe de materiales que caían. El cuarto quedó entre los escombros, pero al removerlos lo encontraron sin ninguna herida grave. Solo algunas pequeñitas heridas, y el susto que sí fue de tamaño mayor.

Todos bendecían a María Santísima por ésta su ayuda tan especial, y Don Bosco exclamó: “Los poderes del infierno nos hicieron una jugarreta, pero seguiremos adelante”.

Y una de esas noches tuvo el Sueño de las dos casas.

“Estaba muy preocupado por el derrumbamiento del edificio que estábamos construyendo, y en un sueño vi que se me acercaba Monseñor Gastaldi y me decía: “Ánimo, no se aflija porque se le ha caído una casa. Después se construirán dos casas: una para los sanos y otra para los enfermos”.

Nota.

Don Bosco no tenía edificio para enfermería en su colegio y a sus jóvenes enfermos los tenía que enviar a los hospitales, pero allá veían y oían muy malos ejemplos, y él deseaba tener en su colegio su propia enfermería. Y sucedió tal como se fue anunciado en este sueño, allí fueron levantados dos edificios: el que se derrumbó, que se dedicó para clases, y uno nuevo, que se dedicó para enfermería de los alumnos.


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