Viernes Santo

Viernes Santo

  • Celebración movible

La tarde del Viernes Santo nos coloca ante el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz, erguida sobre el mundo, permanece como signo de salvación y esperanza.
Con la Pasión según san Juan, contemplamos al Crucificado desde las miradas del discípulo amado, de la Madre y del soldado que le traspasó el costado. Todo en el Evangelio es solemne, simbólico y profundo: cada palabra y cada gesto revelan la grandeza del misterio de la cruz.

Los títulos de Cristo en la cruz

San Juan nos presenta una auténtica Cristología desde la Pasión:

  • Jesús es Rey: el título en la cruz proclama su realeza y el patíbulo se convierte en su trono.
  • Es Sacerdote y Templo: representado en la túnica inconsútil que no se rompe.
  • Es el nuevo Adán, junto a María, la nueva Eva, Esposo de la Iglesia e Hijo de su Madre.
  • Es el sediento de Dios, el que cumple las Escrituras y entrega su Espíritu.
  • Es el Cordero inmaculado e inmolado, al que no quebraron los huesos.
  • Es el Exaltado en la cruz que atrae a todos hacia sí por amor.

María junto a la cruz

La Madre estaba allí. No llegó de improviso al Gólgota: había seguido a su Hijo desde Caná y con fidelidad maternal lo acompañó paso a paso hasta el final. Ahora permanece de pie, madre y discípula, compartiendo la suerte de su Hijo, majestuosa en su dolor, pero también fecundada por la espada que ensancha su corazón.

Jesús, al entregarla al discípulo amado, extiende su maternidad a todos los hombres. María se convierte así en la Madre universal, la nueva Eva que reúne a los hijos dispersos en torno a la cruz.

Del corazón de Cristo brota vida

El soldado que traspasó el costado de Cristo no imaginaba que cumplía una profecía y realizaba un gesto cargado de misterio. Del corazón abierto de Jesús brotaron sangre y agua:

  • La sangre, signo del amor extremo, de la vida entregada por nosotros.
  • El agua, signo del Espíritu, de la vida nueva derramada sobre la humanidad.

Así, en el Calvario, se cumple una nueva creación: del corazón de Cristo nace la Iglesia y fluye la fuente inagotable de la redención y la salvación.

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.


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