Lunes, 26 de febrero de 2024

📖 Evangelio.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (6, 36-38)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Parroquia El Espíritu Santo, Las Charcas, Salesiano, Salesianos Guatemala, Evangelio del Día,

🕯 Reflexión – No juzguen y no serán juzgados.

Si en nuestro corazón no hay misericordia, no estamos en comunión con Dios. Aquí está todo el Evangelio, está el cristianismo. Pero miren que no es sentimiento, no es ostentación de buenos sentimientos. Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del “cáncer” que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual. Solo el amor llena los vacíos, los abismos negativos que el mal abre en el corazón y en la historia. Solo el amor puede hacer esto. Y esta es la alegría de Dios.

Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre. Cada uno de nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida, cada uno de nosotros es ese hijo que ha desperdiciado su propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo.

Pero Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona jamás. Pero es un Padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como hijos, en su casa, porque no deja jamás, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor. Y su corazón está de fiesta por cada hijo que vuelve. Está de fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros, pecadores, va a Él y pide su perdón.


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