Aviso para esconder documentos peligrosos.

Año 1860.

Soñé que entraba a mi habitación una cuadrilla de atracadores y que se dedicaban a esculcar todos los armarios y que revolvían todos mis papeles y mis escritos.

Pero uno de los salteadores, se volvió a mí y con tono bondadoso me dijo: “¿Por qué no esconde aquel escrito y aquel otro documento? ¿No ve que, si le llega una requisa del gobierno, aquellas cartas del arzobispo le podrían traer problemas? ¿Y aquellos documentos que le llegaron de Roma, que los tiene ya casi olvidados en aquel rincón (y me señaló el sitio donde estaban) y aquellos otros papeles que están más allá? Si los hace desaparecer desde ahora se va a evitar después muchos problemas y molestias”.

Por la mañana les conté a algunos de mis amigos y no lo tomaban muy en serio, pero, por si acaso me fui a mi habitación y saqué todas las cartas del arzobispo y los documentos llegados de Roma y otros papeles especiales y los llevé a un sitio muy alto y escondido.

Nota.

El sueño sucedió el 23 de mayo. Don Bosco escondió los papeles el 24. Y luego, el 26 de mayo de 1860 el ministro anticlerical Farina mandó requisar toda la casa de Don Bosco en busca de documentos que lo pudieran comprometer contra el gobierno. El gobierno de Piamonte (capital Turín) quería apoderarse de Roma y quitarle al sumo pontífice los Estados Pontificios. Buscaban cualquier pretexto para acusar y encarcelar a los amigos del Papa y sabían que Don Bosco es gran amigo del Pontífice de Roma.

El 26 de mayo llegan tres inspectores y 18 policías a registrar las habitaciones de Don Bosco. Esculcan todo, hasta la cesta de los papeles, y no logran encontrar ni siquiera un solo documento o carta para poder acusar. Todo había sido perfectamente escondido por Don Bosco, lejos de allí, el 24, después del aviso del sueño. Diez veces más vendrá la policía a esculcarle todos los papeles y a registrar sus habitaciones y nunca lograron encontrar nada para poderlo acusar. Dios cuida de sus hijos y les avisa a tiempo.


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