San Pablo Miki y 25 compañeros

San Pablo Miki y 25 compañeros,
mártires

• 06 de febrero

La fe cristiana llegó a Japón de la mano de San Francisco Javier entre 1549 y 1551. En muy poco tiempo, ¡la comunidad de creyentes creció a 300,000 personas! Humanamente hablando, este éxito se debe a un doble «secreto»: el gran respeto que los misioneros jesuitas mostraron por las costumbres y creencias japonesas que no estaban en contra del cristianismo, y su esfuerzo por incluir elementos locales en su predicación.

Pablo Miki: Un Joven Valiente

Uno de esos valientes catequistas jesuitas fue Pablo Miki, nacido entre 1564 y 1566 en una familia de Kioto, la capital de Japón. Aunque deseaba ser sacerdote, su ordenación fue pospuesta, porque la única diócesis del país no tenía obispo. El contexto político no ayudaba: en 1587, el emperador Toyotomi Hideyoshi cambió su postura y ordenó la expulsión de los misioneros extranjeros.

Un Gesto Heroico y Doloroso

La orden de expulsión se cumplió a medias. Algunos misioneros se quedaron de incógnito, y en 1593, un grupo de franciscanos llegó desde Filipinas. Sin embargo, poco después, las tensiones políticas contra los occidentales llevaron a una ruptura total. El 9 de diciembre, 26 cristianos, incluyendo 6 franciscanos, 3 jesuitas (entre ellos Pablo Miki), y 17 laicos, fueron arrestados.

El Martirio de los 26

Después de ser mutilados en la oreja izquierda, los 26 fueron forzados a una larga marcha de Meaco a Nagasaki para ser expuestos a la burla de las multitudes. Pero en lugar de reírse, la gente quedó asombrada por la valentía heroica de los mártires. Finalmente, el 5 de febrero de 1597, fueron crucificados en una colina en Nagasaki. Las palabras de perdón de Pablo Miki desde la cruz conmovieron a todos, y la valentía de jóvenes como Luis (11 años), Antonio (13) y Tomás (14), que murieron cantando un salmo, inspiró a muchos.

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.