La Presentación del Señor

La presentación del Señor,
Festividad

• 02 de febrero

La celebración de hoy tiene sus raíces en el siglo IV en Jerusalén y, por mucho tiempo, se llamó la «Fiesta de la Purificación de la Virgen María». Esto era en conmemoración del momento en que María y José llevaron a Jesús al Templo para seguir la tradición. Sin embargo, las reformas de 1960 y 1969 le devolvieron su nombre original: la «Presentación del Señor». Y es que, en realidad, este acto es un adelanto del gran sacrificio que Jesús haría por todos nosotros en la cruz.

La Lección de Humildad

Aunque no estaban obligados por la ley, Jesús y María nos dan una poderosa lección de humildad al cumplir con este rito. Es un recordatorio de que, a pesar de su grandeza, se unieron a los más necesitados y vulnerables. Este gesto completa la historia de la Navidad, donde los encontramos en un humilde pesebre, identificándose con los pobres, perseguidos y desterrados.

El Sacrificio y la Profecía

El encuentro con Simeón y Ana en el Templo le da a la fiesta un sentido aún más profundo. Simeón le dijo a María una frase que marcaría su destino: «Una espada te atravesará el alma». Con esto, la profecía nos revela que María estaría unida a su hijo en el sacrificio, compartiendo su dolor. No es de extrañar que esta festividad fuera tan importante que el emperador Justiniano la declarara festivo en todo el Imperio de Oriente.

La Tradición de las Candelas

A mediados del siglo VII, Roma adoptó esta celebración. El papa Sergio I incluso estableció una de las procesiones penitenciales más antiguas de la ciudad. El conocido rito de la «bendición de las candelas» se agregó después, inspirado en las palabras de Simeón, quien llamó a Jesús «luz para iluminar a las naciones». De ahí viene el nombre popular de «Candelaria», que celebra a Jesús como la luz que vino a salvar a la humanidad.

Bibliografía
Requena, Miguel Ángel (2009). Los santos, un amigo para cada día. Editorial EDIBESA.