Santos Timoteo y Tito,
Obispos
- 26 de enero
Los santos Timoteo y Tito fueron discípulos y colaboradores muy cercanos de san Pablo, el Apóstol de las Gentes. El calendario litúrgico los recuerda inmediatamente después de la fiesta de la Conversión de San Pablo, como signo de la profunda amistad y misión compartida con él.
San Timoteo: el discípulo fiel
Timoteo es recordado como un discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz y valiente. Por esas cualidades, Pablo lo eligió como compañero en su segundo viaje misionero hacia el año 50, en lugar de Juan Marcos. Nació en Listra y fue educado en la fe judía por su abuela Loida y su madre Eunice. Pablo lo encontró en su primer viaje y, desde entonces, lo acompañó en múltiples misiones: Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto, Éfeso y Roma.
Timoteo fue un verdadero «mensajero» de Pablo, llevando cartas y noticias entre el Apóstol y las comunidades cristianas. Entre el 63 y 66 ya era obispo de Éfeso, y recibió las dos cartas pastorales que hoy forman parte del Nuevo Testamento. La segunda muestra la ternura de Pablo, que le pedía: «Tráeme el abrigo que dejé en Tróade antes del invierno». Según la tradición, Timoteo presenció el martirio de Pablo y después murió como mártir en Éfeso, hacia el año 97.

San Tito: colaborador incansable
Tito, de origen pagano, fue convertido y bautizado por Pablo, quien lo llamaba con afecto «hijo mío». Lo acompañó desde el Concilio de Jerusalén (año 49) y fue parte del tercer viaje misionero.
Se le confió la delicada tarea de llevar la llamada «carta de las lágrimas» a los cristianos de Corinto, donde logró restablecer la paz y además organizar la colecta para los pobres de Jerusalén.
Después del primer cautiverio en Roma, Pablo lo dejó en Creta para organizar la comunidad cristiana, misión que le motivó a escribirle la Carta a Tito, un testimonio clave de la vida de la Iglesia naciente. Más tarde viajó a Roma y probablemente fue enviado a evangelizar en Dalmacia, donde su culto sigue vivo. Según la tradición, murió en Creta en edad avanzada.
Dos modelos de servicio
Timoteo y Tito, fieles discípulos de Pablo, nos enseñan que la amistad en Cristo y el servicio a la Iglesia pueden transformar comunidades enteras. Ellos son ejemplo de entrega, humildad y pasión por el Evangelio, inseparables de la misión del gran Apóstol de las Gentes.
Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
