Beata Laura Vicuña

Beata Laura Vicuña,
Adolescente

22 de enero

Laura Carmen Vicuña del Pino nació en Santiago de Chile el 5 de abril de 1891. Muy pequeña perdió a su padre, y su madre, viuda y con dos hijas, emigró a Argentina debido a persecuciones políticas.

En 1900, Laura y su hermana Julia Amanda ingresaron al colegio de las Hijas de María Auxiliadora en Junín de los Andes, donde Laura se enamoró del espíritu alegre y devoto de las religiosas, soñando con ser como ellas algún día.

Amor a Jesús y grandes propósitos

En 1901, Laura recibió su Primera Comunión. Ese momento marcó profundamente su vida, y decidió ser la mejor amiga de Jesús. Escribió tres propósitos que guiaron su corta existencia:

Amar y servir a Dios toda su vida, entregándole alma, corazón y ser.
Preferir la muerte antes que pecar.
Hacer todo lo posible para que Jesús fuera conocido, amado y reparado en las ofensas que recibía.

Dolor familiar y valentía

Laura sufría al ver la relación de su madre con Manuel Mora, un hombre casado que era dueño de la finca donde vivían. Aunque nunca dejó de amar a su madre, rezaba intensamente para que abandonara esa situación.

En abril de 1903, Laura ofreció su vida a Jesús por la conversión de su mamá. Ese mismo año, Manuel intentó hacerla caer en pecado, pero ella se defendió con firmeza recordando su promesa a Cristo: «Antes morir que pecar». Finalmente, regresó al internado, huyendo de aquella amenaza, pero rezando también por la conversión de Manuel.

Una vida ofrecida por amor

El invierno de 1903-1904 fue muy duro: lluvias, frío y humedad inundaron el colegio, y Laura contrajo una grave pulmonía. Su entrega a Jesús se selló con su muerte el 22 de enero de 1904, a los 12 años de edad, ofreciendo su vida por la salvación de su madre.

Reconocimiento de la Iglesia

Desde su muerte fue considerada una santa. En 1988, el papa San Juan Pablo II la beatificó y la llamó «flor eucarística del Junín de los Andes». Su vida, aunque breve, fue un auténtico poema de pureza, sacrificio y amor filial.