Nuestra Señora de los Pobres

Nuestra Señora de los Pobres,
Advocación Mariana

  • Segundo domingo de enero

La advocación de la Virgen de los Pobres proviene de las apariciones de la Virgen María en Banneux, Bélgica, en 1933, a una niña llamada Mariette Beco. La Santísima Virgen se presentó como la Virgen de los Pobres, confirmada por la Iglesia católica, con un mensaje de consuelo, sanación y esperanza para los más necesitados.

El núcleo de su mensaje fue claro:

  • Ella viene para aliviar el sufrimiento de los enfermos y afligidos.
  • Se ofrece como Madre cercana a los pobres y humildes.
  • Invita a la confianza en Dios y la oración constante.

Llegada de la devoción a Guatemala

La devoción a la Virgen de los Pobres se extendió desde Bélgica hacia diversas partes del mundo. En Guatemala, encontró un lugar especial en el Templo de San Francisco, ubicado en la zona 1 de la ciudad capital, donde se venera con profunda devoción.

Su imagen ha sido colocada en este templo franciscano como signo de que María camina con el pueblo sencillo, acompañando las alegrías y sufrimientos de la vida cotidiana.

Fiesta y devoción

En el Templo de San Francisco, los fieles se reúnen cada año para honrar a la Virgen de los Pobres; dicha fiesta se realiza tradicionalmente el segundo domingo de enero, con procesiones populares por el Centro Histórico.

El origen de la imagen y su traslado

La imagen fue confeccionada en el siglo XVI, bajo encargo de un devoto local, y representaba inicialmente a la Inmaculada Concepción. Bajo su manto se observaban figuras de San Francisco y un ángel. Cuando llegó desde España una imagen similar (la Inmaculada Concepción «de los Reyes»), dicha imagen fue relegada. El benefactor se sintió ofendido y retiró la escultura a su casa, donde continuó fervorosamente el culto a la Virgen.

El milagro que marcó su retorno

Durante un rezo en familia, un joven enamorado, rechazado por la esposa del benefactor, arrojó una carta difamatoria contra ella desde la ventana. Esta carta fue puesta en las manos de la Virgen al concluir el rosario; al abrirse, resultó estar completamente en blanco. Impresionado por este prodigio y arrepentido, el joven fue a confesar y el benefactor devolvió la imagen al templo franciscano. De este modo, se le adoptó con la advocación de “Nuestra Señora de los Pobres”, posiblemente por la prohibición de tener dos imágenes de la misma advocación en un templo.

El compromiso del obispo Fray Juan Bautista Álvarez de Toledo

Se cuenta que, antes de ser nombrado obispo, Fray Juan Bautista Álvarez de Toledo pasaba con frecuencia frente a la imagen y le hacía esta promesa: «Virgen de los Pobres, si tú me haces obispo, yo te hago rica». Cuando finalmente fue nombrado obispo, olvidó su promesa… hasta que escuchó, mientras recorría el templo ya cerrado, una voz que le decía con fuerza: «¡Acuérdate de la pobre!».

Conmovido, cumplió su oferta: envió desde España un ajuar espléndido que incluía una vestidura bordada en oro, una corona de plata sobredorada y un cíngulo de oro. Esta imagen fue declarada, además, Patrona Jurada de las Armas de la Capitanía General de Guatemala. Desde entonces, la imagen fue venerada con gran devoción en el Templo de San Francisco y con honores especiales.

La historia combina lo histórico y lo legendario, transmitida oralmente y en crónicas franciscanas, y celebra la fidelidad pastoral del obispo y la presencia maternal de María con los humildes y necesitados.


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