Epifanía del Señor

Epifanía del Señor,
Solemnidad

• El domingo entre el 2 y 8 de enero

La palabra Epifanía significa revelación o manifestación. En Occidente también se le llamó festivitas declarationis o apparitio.

La Iglesia celebra en esta solemnidad la revelación de la divinidad de Cristo:

• A los paganos, con la adoración de los magos.
• A los judíos, con el Bautismo en el Jordán.
• A los discípulos, con el milagro en las bodas de Caná.

Los Padres de la Iglesia interpretaron a los magos como símbolo de la llamada a la salvación universal: el Evangelio está destinado a todos los pueblos.

Una fiesta de luz en Oriente y Occidente

En la tradición oriental, la Epifanía resalta sobre todo el Bautismo de Jesús, llamado también la fiesta de las luces, como explicaba san Gregorio Nacianceno. Era, además, una respuesta cristiana a la antigua fiesta pagana del sol invictus. En Oriente y Occidente, la Epifanía conserva un mismo sentido profundo: la manifestación de Dios al mundo por medio de su Hijo, inaugurando así la primera etapa de la Redención.

Dios habla a los pueblos

La revelación de Dios no comenzó de repente. A los paganos les habló primero a través de la naturaleza:

• el resplandor del sol,
• la armonía de los astros,
• la luz de las estrellas.

Los magos mismos descubrieron en el cielo una señal divina. San Pablo recordaba a los habitantes de Listra que el Dios vivo nunca dejó de dar testimonio de sí: enviando lluvias, estaciones fértiles y llenando de alegría los corazones (Hch 14, 15-17).

Cristo, plenitud de la revelación

Todo lo que antes era signo y anuncio encuentra su cumplimiento en Jesucristo. Como dice la carta a los Hebreos: «En estos días Dios nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo» (Hb 1, 2).

En Jesús de Nazaret resplandece la gloria de Dios y se nos invita a vivir con fe, esperanza y amor. Así lo expresaba san Pablo VI: una profesión humilde, temerosa, pero llena de alegría en la certeza de que Cristo es la manifestación plena de Dios.