Soy tuyo.

No temo, Señor, porque tú me has creado. Tú me llamas por mi nombre, yo soy tuyo. Si cruzo las aguas, tú estarás conmigo, y las corrientes no me anegarán; si paso por el fuego, no me quemaré. La llama no me abrasará. Porque tú eres el Señor, mi Dios, tú eres el Santo, mi salvador.

Soy precioso ante ti, de gran precio, y tú me amas. Tú has creado cada ser humano para tu gloria, tú lo has formado y has hecho. Sólo tú eres Dios, lo eres desde toda la eternidad. No temo, porque tú estás conmigo. Amén.


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