Danos, Domingo Savio.

¡Oh, Domingo! tú que supiste ser pastor y oveja del Señor; tú que siempre pudiste obedecer a la voluntad del Padre, ayúdanos a que podamos nosotros ser ovejas obedientes; que sintamos en nuestro corazón la alegría de ser hijos de Dios y la convicción de vivir el Evangelio cada día.

Danos, Domingo Savio, la confianza en María Santísima, para que la elijamos a ella como nuestra guía, Auxiliadora y puerto seguro al que siempre podemos llegar; que, como tú, pidamos su ayuda en cada proyecto que estemos por iniciar y que, al final de nuestros días, sepamos que ella será nuestra abogada ante el Señor.

Santo Domingo Savio, enséñanos a ser como tú. Amén.


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