La vara del rincón.

De su infancia, Don Bosco recuerda una anécdota muy en especial acerca de mamá Margarita.

En un rincón de la cocina había una vara flexible, para castigar las faltas más graves. La mamá no la usó nunca, pero nunca la quitó de aquel rincón.

Un día Juan armó un buen lío. Tal vez, por la prisa de ir a jugar, dejó abierta la conejera y todos los conejos se escaparon por los prados. Fue un trabajo muy pesado el volver a cazarlos a todos.

Entrando cansados en la cocina, Margarita indicó el rincón.

— Juan, ve a traerme la vara.

El niño se retiró hacia la puerta:

— ¿Qué quiere hacer con ella?

— Tráela y lo verás.

El tono era decidido. Juan la tomó y ofreciéndosela desde lejos, dijo:

— Usted quiere usarla en mis espaldas.

— ¿Y por qué no, si me armas estos líos?

— Mamá, no lo volveré a hacer

En este punto, mamá Margarita sonría; no se pone a gritar ni tampoco se altera; ella simplemente sonríe y sonríe también su hijo, y todo vuelve a ser sereno y tranquilo en la casita.


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