Tú, Don Bosco.

Tú, Don Bosco, fuiste tomando opciones en la vida y tu corazón te llevó a dejarlo todo por nosotros; a imitación del buen Pastor, saliste a buscarnos.
Gracias por hacernos tus preferidos.

Tú, Don Bosco, fuiste buen pastor en medio de los jóvenes del Oratorio. Los condujiste a una vida honrada y a una vivencia del Evangelio sencilla y profunda.
Gracias por preocuparte de nuestra realidad humana y cristiana.

Tú, Don Bosco, no eres un triste santo, sino un santo alegre y siempre mezclado en la vida y en las diversiones de los jóvenes.
Gracias por tu manera de acercarte a todo lo nuestro.

Tú, Don Bosco, supiste lanzar a tus jóvenes a metas grandes: la santidad, el compromiso por los compañeros, la propuesta de unirse a ti y colaborar como salesianos contigo.
Gracias por poner ante nuestros ojos metas grandes y posibles.

Tú, Don Bosco, nos lanzas hoy a nosotros los mismos retos que proponías a quienes fueron jóvenes a tu lado: Domingo Savio, Miguel Rua, Cagliero, Rinaldi.
Gracias por confiar en nosotros, por abrirnos puertas que nos dan miedo.

Tú, Don Bosco, no estás mudo hoy. Todo lo tuyo sigue hablando, sigue convocando, sigue pidiendo brazos dispuestos a colaborar con la salvación de los jóvenes.
Gracias por tu palabra hoy en medio de nosotros.

Tú, Don Bosco, fuiste osado: osaste confiar en los jóvenes, te atreviste a darle responsabilidades, te atreviste a fundar una Congregación basada en los mismos jóvenes del Oratorio.
Gracias por esa confianza que saca todo lo mejor que hay en el corazón de los jóvenes.


Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.