Don Bosco y Grigio.

Son muchas las anécdotas que podemos contar sobre Don Bosco; entre todas ellas hay una que nos narra como el Santo hizo amistad con un perro que, en más de una ocasión, salvó su vida. Ahora verás.

Era el año de 1833, como era costumbre, Don Bosco caminaba por una solitaria y peligrosa calle de Turín. De una esquina, salió un gran perro con abundante pelaje, rectas orejas y una cola levantada que veía fijamente al Santo. Este se acercó al perro y comenzó a acariciarlo; inmediatamente el perro comenzó a mover la cola en señal de alegría y, desde ese momento el perro comenzó a acompañar a Don Bosco cada vez que este recorría alguna peligrosa calle.

Entre las tantas veces que el perro salvó a Don Bosco, hoy te contaré de tres momentos.

Una noche, un hereje apareció en el camino de Don Bosco; gritó muchos insultos en contra del sacerdote, levantó el arma y disparó en contra de él; falló el tiro. Con el sonido del disparo, Grigio* (como Don Bosco llamaba al perro) se lanzó al ataque del hereje hasta que logró que huyera del lugar y el sacerdote pudiera continuar su camino y llegar a salvo a su casa.

En otra ocasión, Don Bosco caminaba tranquilamente por la calle cuando, de repente, unos bandidos lo atacaron por la espalda y cubrieron su cabeza con una bolsa; Grigio saltó sobre los atacantes derribándoles. El perro aprovechó ese momento y sujetó a uno de ellos por el cuello clavándole los colmillos. Don Bosco reincorporándose le pidió que lo soltase y dejara que se marchara. El perro así lo hizo y el asaltante se marchó inmediatamente.

Otro día, un hombre trató de golpear a Don Bosco con una estaca; este, le dio un puñetazo en la cara en defensa propia. El agresor se enfadó aún más y llamó a sus cómplices. Inmediatamente Grigio apareció en el lugar y comenzó a dar vueltas alrededor del Santo mientras ladraba al atacante.

— Por favor, gritó uno de los hombres, llame a su perro, ¿no ve que va a morderme?

— ¿Y qué quiere ud. que haga? – preguntó Don Bosco

— Perdónenos, Sr. Cura, somos unos pobres tipos; nos han dado mil francos.

— ¿Y por esa cantidad me habrían matado?

— Llame a su perro, por favor

— Primero prométanme que me dejarán tranquilo a partir de ahora.

— Se lo juramos por la Virgen.

— Grigio, ven. ¡Bravo me has salvado la vida!

*En italiano significa Gris, que era el color del pelaje del perro.


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