Don Bosco y los Salesianos

Poco menos de un año después de que se instituyera la fiesta de María Auxiliadora, un 16 de agosto de 1815, nació Juan Bosco en I’Becchi. A los dos años quedó huérfano de padre, y la pobreza lo acompañó durante toda su vida. Para ese tiempo, en Turín ya se veneraba una imagen de la Virgen bajo esa advocación en la iglesia de San Francisco de Paula, e incluso existía una asociación bajo el patrocinio de María Auxiliadora.

A los nueve años tuvo su primer sueño, en el que la Virgen María le mostró cuál iba a ser la obra que realizaría durante toda su vida. Años más tarde, en 1848, ya tenía en sus manos varias estampas de la Virgen María con el título de «Auxilium Christianorum». Fue en 1862 cuando Don Bosco eligió la advocación mariana a la que consagraría su obra: María Auxiliadora; y afirmó: «La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora. Estos tiempos que corren son tan duros que necesitamos que la Virgen nos ayude a conservar y defender la fe cristiana».

Durante toda su vida, además de cuidar a sus muchachos, se dedicó a propagar y dar a conocer la devoción a María Auxiliadora. A ella le dedicó la creación de sus obras: la Congregación Salesiana, las Hijas de María Auxiliadora y los Cooperadores Salesianos.

En varias noches, la Virgen se le apareció en sueños para indicarle el camino que debía seguir: cuidar y educar a los niños más necesitados. En uno de esos sueños, también le pidió que le construyera un templo, le mostró el lugar donde debía hacerlo y le dijo: «Desde aquí saldrá mi gloria», indicándole además que la invocara con el título de Auxiliadora.

El 9 de junio de 1868 se consagró en Turín la Basílica de María Auxiliadora. La obra la inició Don Bosco con tan solo tres monedas de 20 centavos cada una, pero fueron tantos los milagros obtenidos por la intercesión de la Virgen que se logró completar la construcción. Don Bosco solía decir: «Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro obtenido por la Virgen Santísima».

Don Bosco aconsejaba constantemente: «Promuevan la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora, y van a ver lo que son los milagros»; además decía: «Repetí cada vez que podás esta oración: “María Auxiliadora, intercedé por nosotros”, y vas a conseguir grandes favores del cielo». También afirmaba: «Todo lo ha hecho ella», refiriéndose a los frutos de la Congregación que fundó.

En la actualidad, los Salesianos siguen fomentando la devoción a María Auxiliadora en todo el mundo, por medio del servicio que realizan en cada comunidad donde están presentes.


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