Año 1868
Sueño 73
M.B. Vol. 9, pág. 368
La noche del 30 de octubre de 1868, dijo:
Soñé que estaban los jóvenes jugando en el patio, cuando se pronto aparecieron en la entrada dos sepultureros llevando un ataúd. Colocaron al ataúd en la mita del patio y le levantaron la tapa. En aquel momento apareció la luna y dio una vuelta alrededor de la torre de la Iglesia. Luego dio otra vuelta a la torre y enseguida otra media vuelta y se detuvo.
Los sepultureros recorrieron el patio mirando al rostro de cada alumno y al fin vieron en la frente de uno de ellos esta palabra: «Morirás», y le dijeron: «A usted le ha llegado el turno. Acuéstese en el ataúd».
El muchacho empezó a gritar: «Soy muy joven, no estoy preparado y aún no he hecho las obras buenas que debería haber hecho».

Pero uno de los sepultureros le respondió: «A mí no me corresponde averiguar eso. Lo cierto es que así como la luna dio dos vueltas y media, así cuando hayan pasado dos meses y medio, vendrá la muerte a llevarlo (la luna gasta casi un mes en dar una vuelta a la tierra)».
Poco después la luna desapareció y los sepultureros echaron a la fuerza al joven al ataúd y se lo llevaron.
Que cada uno se pregunte a sí mismo: ¿Y si el próximo candidato a morir soy yo? ¿Estoy preparado? ¿Si después de dos meses y medio alguno de nosotros tiene que morir, estará bien preparado para morir bien? Recordemos que la muerte llega como un ladrón, sin avisar, y cuando menos esperamos que llegue.
Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
