Novena a san José. Día 05

Señal de la cruz

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oración inicial

Oh, gloriosísimo padre adoptivo de Jesús, esposo de María, Patriarca y protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna.

Alcánzanos especialmente esta tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos, además, la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena: (Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener).

Quinto día

Oh, benignísimo Jesús, así como tu amado padre te condujo de Belén a Egipto, para librarte del tirado Herodes, así te suplicamos humildemente, por intercesión de san José, que nos libres de los que quieren dañar nuestras almas o nuestros cuerpos, nos des fortaleza y salvación en nuestras persecuciones, y en medio del destierro de esta vida nos protejas hasta que volvamos a la patria celestial.

Oración final

Jesús, José y María: les doy mi corazón y el alma mía.

Jesús, José y María: Asístanme en mi última agonía.

Jesús, José y María: Contigo descanse en paz el alma mía.

Rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

Oh, Dios, que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues te veneramos como protector en la Tierra, merezcamos tenerte como protector en los cielos. Oh, Dios, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Señal de la cruz.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


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