📖 PRIMERA LECTURA
Primer libro de Samuel (1, 24-28)
En aquellos días, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor.
📖 SALMO RESPONSORIAL
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
Mi corazón es alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda.
El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos; y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Siete veces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo.
Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra.
Él levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso.
📖 EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 46-56)
En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre’’.
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

📓REFLEXIÓN. Mi alma glorifica al Señor
El evangelio de hoy se conoce como el Magníficat y es un grito de esperanza. Es el anuncio de la liberación que Dios realiza en su pueblo por la boca de la humilde sierva del Señor. Durante siglos, los humildes de Israel estaban esperando que el Señor viniera a rescatarlos de las manos de los poderosos, pues estaban cansados de la soberbia de sus opresores. Ya no tienen que esperar más, la liberación ha sido realizada por Dios.
¿Cómo? Ciertamente no ha sido una liberación espectacular y apocalíptica como muchos se esperaban; tampoco ha sido una victoria militar. Las proezas que el Señor realiza con su brazo, de las que habla María, permanecen casi invisibles. El Magníficat es el canto con el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo.
De un «sí», pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá de ella misma y se expanden por el mundo.
🙏🏼 ORACIÓN
Déjame sentirte Padre en todo lo que me rodea; en el aire que respiro, en los rayos del sol que me iluminan; déjame verte Padre, en los rostros de quienes me rodean, de aquellos a quienes saludo en mi camino y de todas esas personas que se cruzarán conmigo al caminar.
Tan sólo quiero que estés siempre Tú en mi vida; en todo sitio al que yo vaya quiero verte Padre y sentir que siempre Tú conmigo estás. Déjame amarte Padre con toda la intensidad que soy capaz, y que este corazón mío sea siempre tuyo. Amén.
Buenos días 😀
Santo Domingo Savio, ruega por nosotros.
😇 SANTO DEL DÍA
Santa Francisca Javier Cabrini
22 de diciembre
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