Novena a los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús. Día 05

Señal de la cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, ante vuestro afligidísimo y herido Corazón, tenéis a la criatura más miserable, ingrata, desagradecida, rebelde e indigna de estar en vuestra soberana presencia. Sí, Señor, aquí está esta criminal criatura, a quien tantas gracias habéis concedido, y ella tan mal os ha correspondido; mas vuestro tierno y compasivo corazón ha esperado tanto tiempo la vuelta de esta pródiga a las puertas de la casa de la misericordia.

Ea, pues, Señor, me tenéis a vuestros pies lleno de confusión y de vergüenza, todo manchado, lleno de miseria y desfigurado, pero lleno de confianza; y acogido a vuestro Sagrado Corazón, esperando que por el desamparo que Él padeció en el Huerto de los Olivos, tengáis piedad de mí y de todos los que hacemos este ejercicio, en reconciliamiento de vuestros internos dolores. Amén.

Rezar un Credo, por la conversión de los pecadores.

Día Quinto

Corazón de Jesús, traspasado con el duro golpe de una cruel lanza, formada con mis ofensas y resistencias a vuestra divina gracia. Abierta está ya esa preciosa puerta: lleguemos a ella, pero lleguemos contritos y humillados para ser curados de tan canceradas y corrompidas llagas.

Entremos por la hermosa y espaciosa puerta de la salud; allí no hay enfermedades, ni trabajos; corramos a embriagarnos con ese precioso vino, fabricado en las bodegas de un amor inmenso.

¡Oh, Dios de bondad! ¡Cuán indigno soy yo de llegar a esa divina puerta! No es para mí, yo merezco otra, Vos sabéis cuál es. Conozco la gravedad de mis delitos, justo es que reciba la pena merecida, pero mientras viva, recibid, Señor, mis deseos mis pobres y tibias oraciones, y no permitáis que en adelante vuelva a ofenderos. Amén.

Realizar la petición que se desea.

Oración Final

Recibid, Señor, estas pobres oraciones, que os dirijo en honra de vuestro amantísimo y Sagrado Corazón, y en reconocimiento de sus internos dolores. Recibídmelas, Señor, por esos mismos dolores, y no me neguéis lo que por ellos os pido.

Mirad, Señor, cuán atribulado se halla este mi pobre corazón; pero si vos así lo habéis ordenado, yo no deseo otra cosa sino conformarme a vuestras santas disposiciones. Muy vuestro es: limpiadlo y recibidlo en el vuestro, y no permitáis jamás salga de él, para que no vuelva a ofenderos. Amén.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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