Novena a los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús. Día 02

Señal de la cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, ante vuestro afligidísimo y herido Corazón, tenéis a la criatura más miserable, ingrata, desagradecida, rebelde e indigna de estar en vuestra soberana presencia. Sí, Señor, aquí está esta criminal criatura, a quien tantas gracias habéis concedido, y ella tan mal os ha correspondido; mas vuestro tierno y compasivo corazón ha esperado tanto tiempo la vuelta de esta pródiga a las puertas de la casa de la misericordia.

Ea, pues, Señor, me tenéis a vuestros pies lleno de confusión y de vergüenza, todo manchado, lleno de miseria y desfigurado, pero lleno de confianza; y acogido a vuestro Sagrado Corazón, esperando que por el desamparo que Él padeció en el Huerto de los Olivos, tengáis piedad de mí y de todos los que hacemos este ejercicio, en reconciliamiento de vuestros internos dolores. Amén.

Rezar un Credo, por la conversión de los pecadores.

Día Segundo

Corazón de Jesús, lleno de dolores, ¿cuándo cesarán las ingratitudes de los hombres para con vuestra Majestad Soberana? ¿Todavía no se contentan con veros enclavado y desnudo en ese duro madero? ¿Y por qué estáis, Señor, en tan lastimoso estado? ¿Acaso tenéis algún delito vuestro que pagar? No, ciertamente: bien sé que todos esos dolores os los hemos ocasionado con la multitud de nuestros pecados.

Sí, amabilísimo Jesús: nosotros somos los que hemos atravesado vuestro Sacratísimo Corazón; mas no permitáis que en adelante volvamos a caer en tan negra ingratitud. Venga, Señor, sobre nosotros la muerte, antes que tal desgracia nos suceda. Amén.

Realizar la petición que se desea.

Oración Final

Recibid, Señor, estas pobres oraciones, que os dirijo en honra de vuestro amantísimo y Sagrado Corazón, y en reconocimiento de sus internos dolores. Recibídmelas, Señor, por esos mismos dolores, y no me neguéis lo que por ellos os pido.

Mirad, Señor, cuán atribulado se halla este mi pobre corazón; pero si vos así lo habéis ordenado, yo no deseo otra cosa sino conformarme a vuestras santas disposiciones. Muy vuestro es: limpiadlo y recibidlo en el vuestro, y no permitáis jamás salga de él, para que no vuelva a ofenderos. Amén.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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