Señal de la cruz
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial
¡Oh, Madre y clementísima Virgen del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia.
Día Quinto
«Bendita tú eres entre todas las mujeres»
Tú eres la gloria de Jerusalén: tú la alegría de Israel: tú el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por tu intercesión nuestro espíritu la más viva fe, para considerar y adorar con tu santo Rosario las misericordias que en ti y por ti hizo el Hijo de Dios. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
(Menciona tus peticiones)
Rezar tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias
Consagración a la Virgen
Oh, Madre, quiero consagrarme a ti. Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles.
Sé que en ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración final
Oh, Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos. Por aquella confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro. Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fotografía:
Consagrada Imagen de Nuestra Señora del Santo Rosario.
Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Parroquia Santo Domingo.
Zona 01, ciudad de Guatemala.
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