Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Preparatoria.
¡Oh, Dios, Creador y Padre de todos los hombres! Yo creo firmemente todas las verdades que nos has revelado; confío en tu bondad y misericordia infinitas; espero en tus promesas y en tu gracia. Te amo sobre todas las cosas.
Mírame con ojos de misericordia y por los méritos y súplicas de tu siervo Pedro, concédeme la gracia especial que suplico en esta novena, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya y bien de mi alma. Amén.
Reseña Histórica
Al llegar la Navidad desahoga su fervor ingenuo. Recorre las calles de la ciudad para invitar a los vecinos a que celebren, como es debido, el Misterio del Nacimiento del Hijo de Dios. Se prepara con ayunos, oración y otros ejercicios espirituales. Adorna el itinerario que seguirá la procesión del Niño Dios. Lo detienen un momento y no desdeña tomar una taza de chocolate, siempre que tenga sabor a «Salve Regina». Es famosa la procesión que hace a medianoche el día 24 de diciembre, con san José y la Virgen, con toda clase de instrumentos, músicos, cantando villancicos y que terminaba en la Casa Hospitalaria de Pedro: Belén.
El Belén lo hacía con sus propias manos y en él ponía los mejores dones de la tierra: naranjas, granadillas, toronjas. No menos que la fruta, entre el lujo odorante de la hoja de pacaya se llena el alma de Pedro de suaves olores. Desde el ocho de enero de 1655 le acompaña el Niño Jesús y hay gentes que juran sobre los Evangelios haberlo visto albergado en el sombrero de Pedro, que nunca se ponía.
Obsequia a los fieles con platos especiales. Asiste con todo a maitines en la Iglesia de san Francisco y oye Misa de Gallo. Al día siguiente va a la Ciudad Vieja a visitar la imagen de la Virgen de Concepción. Va a darle las Pascuas, felicitándola por el nacimiento de Cristo.
Sus oraciones favoritas son el Padre Nuestro, Salve y Ave María, la Corona de la Virgen y el Santo Rosario. Cuando por las noches llega a orar al templo de la Merced, las puertas se abren al solo contacto de sus manos, con silencioso misterio. Una pequeña candela le dura toda la noche. Cruzando la plazuela de san Pedro cae en profundo éxtasis, con los ojos cerrados, como si durmiera; levanta los brazos al cielo y quedan alzados por espacio de una hora, hasta que un perrillo, queriendo pagar al Hermano Pedro su curación en el Hospital, tira inquieto del hábito. Pedro reanuda la marcha y disimula ante Fray Nicolás: «¿Es posible que tenga un perrillo más habilidad que el hermano, que viéndome dormir no me despierta?»

Rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Oración Final
¡Oh, piadoso siervo de Dios, que has dado al mundo durante tu corta vida, ejemplos admirables de fe, esperanza y caridad!, apiádate de mí, pobre pecador, y otórgame la gracia que te pido (Mencione la petición que se desea).
Dame también una gran pureza de alma y cuerpo y un amor grande a Jesús y a María, para que, imitando sus virtudes, sienta crecer en mí el celo por la salvación de las almas. Amén.
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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