Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para todos los días
Amada Madre nuestra, llegamos ante ti para pedirte nos obtengas del Corazón de Jesús la gracia de conocerlo, amarlo y servirlo como lo hiciste tú.
Conocerlo como Señor, Maestro y Amigo; penetrar como tú en el secreto de su Corazón para descubrir sus sentimientos, oír sus confidencias y hacerlo, a tu ejemplo, razón y término de nuestra oración y vida.
Amarlo con un amor tan delicado que alcancemos, como tú, la gracia de conocer y profundizar en sus más hondos dolores y prodigarle el consuelo que Él espera de cada una de nosotras.
Servirlo en nuestros hermanos, particularmente en aquellos que, por olvido, desamor, infidelidad están lejos de ese Corazón que tanto los ama.
Te pedimos, Madre, por intercesión de Nuestra Señora, nos alcances la gracia de prolongar en la Iglesia tu espiritualidad de reparación y de vivir y morir en amor y dedicación plena al Corazón de Jesús. Amén.

Día Octavo. Pobreza de la Beata Madre María Encarnación
Cuando entra en el Beaterio de Belén encuentra una tradición de amor al Hermano Pedro y de seguimiento de sus enseñanzas. La atrae, sobre todo, el ambiente pobre y austero del convento, que difiere, por cierto, de los grandes claustros que hay en Antigua.
Si bien han disminuido en el Beaterio el fervor y el espíritu de oración, la pobreza sigue siendo una característica de las beatas de Belén. Viven de su trabajo, comen pobremente y visten sencillos hábitos de buriel. No figuran entre las más destacadas monjas de la ciudad, pero son amadas por su sencillez y espíritu de acogida.
La Madre Encarnación se enamora de inmediato de la pobreza de Belén y hace de su celda un lugar de austeridad. Dice el Padre Mesa: «Su celda es paupérrima, desnuda; una cama sin colchón, cubierta de una estera o manta (…) Adornos de las paredes: una cruz de madera y dos sencillos cuadrillos, dos viejos cromos religiosos. Tenía dos hábitos: el que llevaba encima, siempre muy limpio y bien conservado, y el de repuesto. Nuestra madre la santa pobreza – solía decir – es una viejecita de humilde aspecto, pero muy limpiecita».
Cuando escribe las Constituciones pone énfasis especial en la observancia de la pobreza. «Todas las nuestras amen la pobreza como a madre y con santa discreción sientan a su tiempo alguna falta de lo necesario». «La comida, el vestido, el aposento, la cama y lo demás, sean tales que convengan a personas que hacen profesión de imitar a Jesucristo pobre y humilde en el portal de Belén».
Rezar un Padre Nuestro al Santo Hermano Pedro para que, a imitación de nuestra Beata Madre Encarnación, nosotras sepamos seguirlo; amar y asumir la pobreza del Dios de Belén
Para que amemos y conservemos el espíritu de pobreza de nuestros Fundadores.
Madre Encarnación, intercede por nosotros.
Para que en todo imitemos y sigamos al Jesús pobre de Belén.
Madre Encarnación, intercede por nosotros.
Para que el amor de Dios sea nuestra únicariqueza.
Madre Encarnación, intercede por nosotros.
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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