Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para todos los días
Amada Madre nuestra, llegamos ante ti para pedirte nos obtengas del Corazón de Jesús la gracia de conocerlo, amarlo y servirlo como lo hiciste tú.
Conocerlo como Señor, Maestro y Amigo; penetrar como tú en el secreto de su Corazón para descubrir sus sentimientos, oír sus confidencias y hacerlo, a tu ejemplo, razón y término de nuestra oración y vida.
Amarlo con un amor tan delicado que alcancemos, como tú, la gracia de conocer y profundizar en sus más hondos dolores y prodigarle el consuelo que Él espera de cada una de nosotras.
Servirlo en nuestros hermanos, particularmente en aquellos que, por olvido, desamor, infidelidad están lejos de ese Corazón que tanto los ama.
Te pedimos, Madre, por intercesión de Nuestra Señora, nos alcances la gracia de prolongar en la Iglesia tu espiritualidad de reparación y de vivir y morir en amor y dedicación plena al Corazón de Jesús. Amén.

Día Primero. Fe de la Beata Madre Encarnación
Es propio del hombre de fe creer lo que enseña la Iglesia, profesarlo con firme y gozoso sentimiento, difundirlo y propagarlo aún en medio de acérrimas oposiciones y dificultades.
Nuestra Madre Encarnación, como Santa Teresa, fue hija fiel de la Iglesia, interiorizó, vivió sus enseñanzas y pasó por la persecución y el destierro por ceñir su vida, y la de sus hijas y educandas al sentir de la Iglesia, expresado en las normas y directivas de los legítimos Pastores.
El celo por extender la fe la convirtió en catequista no solo de las educandas, sino también de las jóvenes del servicio doméstico a las cuales dedicaba las horas de descanso de los domingos, e instruía con esmerada ortodoxia, unción piadosa, novedad y creatividad. Tanto en Guatemala como en Costa Rica desafió valientemente las demandas y exigencias de gobiernos radicales, empeñados en perseguir a la Iglesia.
Oraba continuamente por la extensión de la fe y abría las puertas de los colegios a niñas no católicas, justamente para atraerlas al seno de la Iglesia. Su oración era expresión de su fe y se dedicaba a ella con fervor, respeto y reverencia. Su actitud recogida y serena era clara manifestación de que vivía en la presencia de Dios.
En medio de sus grandes padecimientos su fe nunca desfalleció: «Dios está en los trabajos y aflicciones de los que al Él se entregan». «Haced todos los días muchos actos de fe…».
Rezar un Padre Nuestro a la Santísima Trinidad para pedirle firmeza en nuestra fe
Para que sepamos descubrir a Dios y sus acciones en nuestra vida.
Madre María Encarnación Rosal, intercede por nosotros.
Para que vivamos adheridos a la fe católica.
Madre María Encarnación Rosal, intercede por nosotros.
Para que extendamos por el mundo el Reino de Dios.
Madre María Encarnación Rosal, intercede por nosotros.
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
