La Navidad amaneció más tranquila de lo habitual. Don Bosco la pasó en su cuarto, escuchando la misa del alba y recibiendo la comunión, cosas que hacía cada mañana sin falta.
Monseñor Cagliero había enviado un telegrama al cardenal Rampolla pidiendo la bendición del Papa para Don Bosco. La respuesta decía: «Santo Padre, preocupado por la enfermedad de Don Bosco, ruega por él y envía su bendición». Don Bosco se sintió muy contento con la noticia.
Ya lo habían visitado tres obispos: monseñor Pulciano, de Casale; monseñor Manacorda, de Fossano; y monseñor Valfré de Bonzo, de Cúneo. Y la noche de Navidad llegaron a verlo dos más que estaban en Turín: monseñores Bertagna y Leto.

Fuente: Lemoyne, J. B. (s.f.). Memorias biográficas de San Juan Bosco (Vol. 18, p. 430). Central Catequística Salesiana.
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