Año 1866
Sueño 59
M.B. Vol. 8, pág. 402
Soñé que me encontraba en el confesionario rodeado de muchos jóvenes que se iban a confesar conmigo. De repente, entró un cabrito por la puerta de la sacristía y empezó a jugar con los jóvenes y a alejarlos del confesionario, de manera que muchos que habían pensado confesarse desistieron de la confesión y se salieron de la iglesia.
El cabrito tuvo el atrevimiento de acercarse hasta mí y de tratar de alejar de la confesión a quienes estaban ya muy cerca del confesionario. Yo disgustado le di un fuerte puñetazo, le partí un cuerno y lo hice salir corriendo.

Luego soñé que me revestía para celebrar la Santa Misa y que, al empezar el santo sacrificio, entraba en la iglesia una multitud de cabritos, y que, en el momento de la comunión, los cabritos se fueron de banca en banca distrayendo a los alumnos para que no pasaran a comulgar. Y consiguieron que muchos no comulgaran.
Estos cabritos son los enemigos del alma que, con distracciones y afectos desordenados, alejan a las personas de la confesión y de la comunión.
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