Ejercicio del mes del Rosario. Día 28

Rezar los misterios del Santo Rosario del día

Señal de la Cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, libramos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, creador y Redentor mío. Por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma haberos ofendido.

Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados; y así como lo os suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por vuestra preciosísima sangre, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro Santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Oración para todos los días

Soberana Reina de los cielos, abogada de los pecadores y consuelo de todos los afligidos, que quisiste inspirar al gran Patriarca Santo Domingo de Guzmán, tu fiel siervo, la devoción del Santísimo Rosario.

Alcánzanos de tu Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, que hagamos este santo ejercicio con la mayor piedad, atención y recogimiento, para que, por este medio, consigamos ser durante toda nuestra vida incansables devotos del Santísimo Rosario.

¡Oh, Virgen María!, cuyas gracias y misericordias para con los que te invocan no se agotan jamás! Haz que en estos días participemos de ellas con mayor abundancia, a fin de que podamos cantar tus alabanzas en la gloria por toda una eternidad. Amén.

Día 28

La muerte de María fue un suspiro de amor. No tenía enfermedad alguna, solo si unas ansias incomprensibles de unirse con su Dios. Esto, y nada más que esto, fue lo que puso fin a su vida material.

¡Qué éxtasis tan delicioso y nunca hasta entonces sentido!

Volar aquella alma tan pura en alas de su divino amor, desde la oscura tierra a aquellas lucidísimas mansiones. Si quieres experimentar dicha parecida, debes entregarte en este mundo al amor divino, con exclusión de otros amores terrenos; entonces era éste colmado de los últimos instantes de su vida.

Oración final para todos los días

Reina del Santísimo Rosario, esperanza de los cristianos, Madre de Misericordia, dulzura de mi vida. A ti suspiro desterrado en este valle de lágrimas. Ayúdame, Señora, en mis trabajos; defiéndeme en los peligros; esfuérzame en los desmayos, y haz que por el rezo y meditación de tu Rosario merezca la gracia para esta vida y después el premio de la eterna dicha en el Cielo. Amén.

Oración a san José

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que, con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Proteged, oh, providentísimo custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo. Aparta de nosotros toda mancha de error de corrupción. Asístenos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas.

Y como en otro tiempo libraste, al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defiende la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad. Y a cada uno de nosotros, protégenos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo tuyo y sostenidos por el auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Fuente:
Cofradía del Santo Rosario. Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Parroquia Santo Domingo. Ciudad de Guatemala, Guatemala.


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